¿Qué es el ritmo y por qué nos gusta tanto?

Los beats o ritmos musicales, pueden transformar la forma en que experimentamos todos los medios de comunicación, desde la televisión y el cine hasta los contenidos publicitarios.

Por ejemplo, los implacables tambores de guerra de Mad Max: Fury Road aumentan significativamente la amenaza y la energía de la película, sobre todo en las secuencias de persecución. El patrón rítmico de dos notas en la película Tiburón crea en el público una sensación de fatalidad inminente y peligro tangible.

El ritmo es innato al ser humano y es una constante compartida por todas las culturas.

Pero, ¿de dónde viene y por qué influye tanto en el entretenimiento y la publicidad?

 

¿Qué es el ritmo en la música?

El ritmo es un ciclo o patrón subyacente de tiempos, sonidos y silencios.

Pero nuestra capacidad para detectar el ritmo es mucho más que nuestra habilidad para seguir el compás de un tiempo o una estructura rítmica subyacente. Es un aspecto fundamental de la biología y la expresión humanas.

En la prehistoria, los tambores rituales unían a las tribus en reuniones ceremoniales. Esto les ayudaba a desarrollar un sentido del ritmo que compartían y les permitía coordinar mejor sus actividades. Es como la marcha militar de hoy, que ayuda a forjar la unidad e inculca disciplina e identidad colectiva.

Los bebés entienden el ritmo de la música. Lo vemos cuando los bebés se mueven al ritmo de las canciones que oyen en sus programas favoritos. Lo consiguen mucho antes de poder andar y hablar.

A medida que crecemos, aprendemos que el ritmo de nuestra forma de hablar, como cuando contamos historias, puede hacer que nuestra comunicación sea más eficaz.

Es una lección que no se les escapa a los políticos, por ejemplo. Cuando quieren que recordemos algo, ralentizan el ritmo de su discurso. Los políticos más influyentes utilizan las pausas y la tensión para añadir ritmo a sus discursos y captar mejor la atención del público. También mueven las manos e introducen cada nuevo punto que quieren tratar siguiendo un ritmo definido.

 

Captar el compás: cómo entendemos el ritmo

¿Te has preguntado alguna vez por qué no puedes evitar dar golpecitos con el pie al ritmo de una melodía pegadiza? La respuesta está en la zona de nuestro cerebro llamada ganglios basales. Piensa en los ganglios basales como el líder del cuerpo de baile de nuestro cerebro. Es como un batería interno que capta el ritmo de la música o el pulso de la banda sonora de una película, ayudándonos a sentir el compás.

Pero el baile de nuestro cerebro no acaba ahí. Otra zona, el córtex premotor, actúa como un entrenador de baile, preparándonos para nuestro siguiente movimiento. Tanto si pensamos dar golpecitos con el pie como contonearnos al ritmo de la música, esta parte del cerebro nos prepara. Y aún hay más: el cerebelo, parecido a un bailarín elegante, se encarga de que nuestros movimientos sean suaves y precisos.

Estas partes de nuestro cerebro trabajan juntas como un cuerpo de baile bien coordinado, haciendo que nos movamos y nos sintamos sincronizados con la música. Esta intrincada danza dentro de nuestra cabeza es la razón por la que los ritmos y las pulsaciones pueden tener un efecto tan poderoso en nosotros, influyendo en todo, desde nuestras emociones hasta cómo disfrutamos de las películas y la música.

 

Cómo el ritmo y la música aumentan el interés del espectador

El ritmo y la música también afectan directamente a nuestro estado de ánimo y a cómo respondemos a la televisión, el cine y la publicidad.

Los directores utilizan estos conocimientos para que sus producciones sean más envolventes. Una música y un ritmo inteligentes nos sincronizan con el ritmo de la historia, haciéndonos sentir más implicados y comprometidos.

Tomemos como ejemplo la película Psicosis. Las cuerdas rápidas y estridentes que se utilizan en la película aumentan el dramatismo del horror que la película capta, creando escenas que recordaremos siempre. La música también provoca una respuesta de huida o lucha en el público, que desea que el personaje escape de su destino aparentemente inevitable.

Otro ejemplo es el dramatismo y la tensión de la escena de 10 minutos de duración de persecución automovilística en Matrix: Reloaded. El tempo de la banda sonora aumenta a medida que los Agentes se acercan a Trinity, Morpheus y el Creador de Llaves, elevando nuestros niveles de adrenalina. Nos hace sentir como si estuviéramos con ellos.

Una gran banda sonora con un ritmo convincente utilizada en el momento adecuado en una serie de televisión o una película crea experiencias de visionado inolvidables.

En publicidad, la música en la asociación de marcas se remonta a los albores del cine como medio. Un jingle rítmico o una música que suena con frecuencia pueden convertirse en sinónimos de una empresa o un producto. La música puede ayudar a dar forma a la identidad de una marca y aumentar su atractivo emocional.

 

Música, ritmo y tu producción

Conseguir la música adecuada para una producción implica tomar decisiones creativas difíciles.

Dependiendo de la narrativa y el tono de la escena, el tempo de la selección musical tiene que ajustarse a una gama potencial de emociones o acción.

Por ejemplo, una pista lenta, con menos de 70 pulsaciones por minuto (BPM), encajaría bien en escenas románticas o solemnes.

Una pista de tempo medio puede funcionar bien en una sección narrativa de una película o un programa de televisión, y luego subir a un tempo rápido de más de 110 BPM para añadir dramatismo a una escena de gran energía.

Para elegir la música de cada escena hay que tener en cuenta la acción, qué resonaría emocionalmente en el público y con qué eficacia puede utilizarse para la transición entre escenas que requieran frases musicales de diferentes tempos y contenidos melódicos.

 

Utilizar una biblioteca musical para elegir la música adecuada

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