¿MÚSICA DE PRODUCCIÓN? ¿MÚSICA DE BIBLIOTECA? ¿MÚSICA DE ARCHIVO? ¿CUÁL ES LA DIFERENCIA?
Si quieres ponerle un fondo de cuerdas a tu película, programa de televisión, podcast, vídeo online o programa de radio, tienes dos opciones: aprender a tocar el violonchelo y el violín y empezar a componer, o conseguir la música de terceros. Si te decantas por la segunda opción, tienes otra bifurcación en el camino. A la izquierda, puedes incluir música que ya conozcas, que podría ser una pieza mundialmente famosa de Haydn o Schubert. A la derecha, puedes encontrar música original dentro del género que hayas elegido, lo que podría encajar aún mejor.
En ambos casos, no basta con descargarla y añadirla a la banda sonora. Tendrás que conocer tus derechos y responsabilidades con respecto a su uso; por ejemplo, si tienes que acreditar y de qué manera pagas por ella. Si la fuente de tu hallazgo musical no indica claramente cuáles son las restricciones legales de su uso, no sería prudente utilizarla, ya que podrías verte abocado a una demanda por infracción de derechos de autor.
Por eso, lo mejor es recurrir a empresas de música de producción establecidas que se ocupen de la legalidad de las licencias musicales y se aseguren de que los artistas reciben una remuneración justa. Pero cuando busques música de este tipo, siempre aparecerán tres frases: música de biblioteca, música de producción y música de archivo. Pero, ¿qué significan?
En esencia, las tres cosas son lo mismo, si no idénticas. Las diferencias sólo suelen interesar a la empresa que ofrece los servicios, pero el público en general y la industria de los medios de comunicación en general tienden a utilizarlos indistintamente.
¿Qué es la música de producción?
La música de producción es aquella cuyos derechos de autor pertenecen a una empresa musical y no, por ejemplo, al compositor, músico u orquesta. Éstas tienen derecho a vender la pieza musical a cualquiera que desee utilizarla para su contenido audiovisual. En algunos modelos, la empresa de música de producción paga a los músicos y compositores una tarifa única, esencialmente por su tiempo y esfuerzo, momento en el que los creadores renuncian al derecho a beneficiarse de ella. Sin embargo, pueden seguir percibiendo derechos cuando la música se difunde o se utiliza en determinados medios de comunicación. Cuanto mayor sea la audiencia y la duración de la obra, más recibirán los músicos y compositores.
El reparto concreto de los derechos depende del contrato que los músicos tengan con la empresa y del acuerdo que ésta tenga con el usuario final de la música. A veces, al músico le interesa cobrar una gran suma a tanto alzado por su tiempo y esfuerzo; si la música nunca se compra, se beneficia de todos modos. Sin embargo, si la música se utiliza ampliamente, es posible que desee haber conservado algunos derechos de autor. En Universal Production Music nos aseguramos de que los compositores reciban una cantidad justa en concepto de derechos de autor.
¿Qué es la música de biblioteca?
Algunas empresas musicales describen su producto como «música de biblioteca», pero en esencia es lo mismo que la música de producción en cuanto a la relación con los compositores y productores de medios. La palabra «biblioteca» quizá resuma el concepto con más claridad, ya que es fácil imaginar «tomar prestada» una composición sabiendo que otros prestatarios también podrían utilizar la misma pieza.
Muchos temas de programas de televisión que consideramos icónicos empezaron como música de biblioteca y se hicieron famosos por ello. Esto puede limitar la reutilización, ya que los productores pueden evitar piezas tan conocidas porque prefieren tener su propia identidad, pero hay casos de dos producciones que utilizan la misma sintonía. Por ejemplo, la sintonía del noticiario británico Channel 4 News también aparece en el tráiler de Pale Rider, un western de Clint Eastwood.
¿Qué es la música de stock?
Muchos de nosotros estamos acostumbrados a conocer el uso de la fotografía de stock, que es cuando una publicación o sitio web compra los derechos de una fotografía a un tercero. En comparación con el encargo de una sesión fotográfica, es mucho más barato para la publicación, y los fotógrafos tienen una salida para vender su trabajo, en lugar de tener que dirigirse a clientes individuales. Pues bien, la música de archivo sigue el mismo concepto, salvo que es para (lo has adivinado) música.
De nuevo, la expresión «música de stock» es una forma práctica de explicar al mundo en qué consiste tu producto en un lenguaje que entiendan (gracias a la fotografía de stock). Sin embargo, en lo que respecta a los acuerdos de pago entre artistas, agencias de música de stock, productores y emisoras, no hay nada que distinga este modelo de negocio de la música de producción y la música de biblioteca.
... pero no todas las empresas de música de producción son iguales
Aunque los tres términos puedan significar más o menos lo mismo, eso no significa que todas las agencias especializadas en estos servicios sean iguales. Cuanto mayor sea la colección de música, más probabilidades tendrás de encontrar la pieza que buscas y menos de encontrarla también utilizada en otro sitio. Además, la forma en que se clasifica la música te ayuda a encontrar la canción perfecta. La categorización por estados de ánimo, géneros y catálogos es una herramienta inestimable. Si a esto le añadimos un equipo que puede ayudarte a encontrar la mejor música para tu producción, tenemos una solución verdaderamente Universal.
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